No es difícil en nuestro día a día en nuestra floristería, oír comentarios sobre días especiales de venta como el día de san Valentín o día de la madre, relativos a que son solo «inventos» comerciales para invitar al consumo.

Pero nada más lejos de la realidad. Ya en su día publicamos una entrada sobre los orígenes de San Valentín, realmente sorprendente, ahora os invitamos a conocer los orígenes y la historia tan hermosa que precede a la celebración de este día de la madre.

Los primeros documentos en los que se hace referencia a este día, pertenecen a la era antigua, en Grecia, donde ya se rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Se rendían honores con ofrendas de todo tipo en honor a ella, en agradecimiento de haber traído al mundo a sus hijos, venerados dioses de esta cultura.

De esta festividad griega , tomaron los romanos la costumbre de una celebración a la que denominaron Hilaria —aquella que porta alegría— y que se celebraba el 15 de Marzo, en el templo de Cibeles y donde también se hacían ofrendas durante tres días.

Con la llegada del cristianismo, esta festividad se trasladó al día 8 de diciembre, en honor a la Virgen María.

Hasta aquí, como podemos comprobar, la festividad en honor a las madres es totalmente de carácter religioso y las ofrendas de todo tipo, eran como expresión de gratitud a aquella persona que da vida.

En el S. XVII, en Inglaterra, era costumbre un acontecimiento similar, también relacionado con la virgen. Después de asistir a misa, los niños regresaban a casa con obsequios para sus madres, normalmente manualidades y flores recogidas de jardines y campos.  Se celebraba en domingo y la gente adinerada aprovechaba para dar el día libre a sus trabajadores y sirvientes para que visitaran a sus madres, que normalmente vivían en aldeas o pueblos lejanos.

Pero fué en Estados Unidos, donde realmente tenemos constancia de la instauración definitiva con una fecha fija del día en honor a la madre. Después de la Guerra de secesión, se celebraron en Boston y Virginia, en 1865, unas manifestaciones pacíficas con motivo de rendir homenaje a las madres de las familias que habían sufrido pérdidas en la guerra. Estas manifestaciones sirvieron para poner en contacto a muchas familias damnificadas, que a partir de este momento se unieron para celebrar reuniones donde compartir vivencias e intentar reconciliar a las partes enfrentadas.

En 1905 falleció Anne Jarvis, la promotora de estas manifestaciones y de las sucesivas reuniones, concretamente el 12 de Mayo. Fué su hija, Ann Jarvis, la que reivindicó que este día se reconociera como el día de la madre, hecho que se consumó en 1915.

Como podemos comprobar, la celebración de este día tiene un origen ancestral, siempre con la misma intención: el reconocimiento a la labor de la madre.

En Europa se celebra el Día de la Madre el primer domingo de mayo.

Sin duda, la forma que tenemos los humanos de expresar nuestros sentimientos, es a través de de un obsequio, un regalo.

El regalo más sensible y que siempre expresa sentimientos de cualquier tipo (amor, amistad, agradecimiento, condolencias…) es la flor y planta natural.

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